Como mi padre murió cuando yo sólo tenía tres años, me criaron mi madre y mi abuela. Como era una niña obediente y con éxito, me fue bien en la escuela y más tarde fui a la universidad con una beca.
Ahora, de adulto, sigo viviendo con mi madre, lo que dificulta mi vida personal. Y es que mi madre rechaza a cualquier novio potencial que no cumpla sus altas exigencias: tener casa, coche y ser el único hijo de la familia.
Es implacable a la hora de criticar a quienes no cumplen estas normas, y me disuade de mantener relaciones con comentarios sobre que viven en la pobreza. Nosotros somos una familia de clase media, y no veo nada malo en compartir piso y crecer económicamente con una pareja, pero las exigencias de mi madre son inflexibles.
Cada vez que menciono la idea de irme a vivir con un novio, reacciona con rabia, dejando claro que debo quedarme con ella indefinidamente. Estoy a punto de cumplir 24 años y me siento preparado para formar mi propia familia, aunque sé que eso dejará sola a mi madre.
Hace poco le propuse que volviera a salir con alguien, pero lo rechazó de plano. Estoy perdida, no sé cómo independizarme de mi sobreprotectora madre, y temo que ella quiera que siga soltera para hacerle compañía. Este conflicto entre mis deseos y sus expectativas está causando dificultades y no tiene una solución clara por el momento.