Mi mujer y yo llegamos a casa de mis padres en el pueblo, y mi mujer empezó inmediatamente a ayudar a mi madre, pero ella no podía querer a mi mujer. No entendí la razón hasta que un día mi madre no pudo soportarlo

Durante mucho tiempo, mi madre no aceptó a mi mujer, pero a lo largo de los años de convivencia conmigo pudo comprobar lo contrario. Cuando le dije a mi madre que pronto le presentaría a mi prometida, mi madre enseguida dijo que mi novia sólo me hablaba para sacar provecho, porque somos gente bastante rica: tenemos varios apartamentos, un coche y una dacha, pero en realidad, yo estaba seguro de que los sentimientos de mi prometida eran sinceros. Presenté a Yulia a mis padres. A mi madre no le cayó bien, pero a mi padre, que es un poco picarón, le gustó mi nuera inmediatamente.

Mi madre se comunicaba con mi nuera sin culpa, criticando constantemente cada uno de sus movimientos, pero mi mujer nunca le dijo una mala palabra a mi madre. Cuando nació nuestro hijo, pensé que después de este acontecimiento, mi madre se ablandaría un poco hacia mi nuera

. La invitamos a nuestra casa para que conociera a nuestro nieto, y cuando llegó, enseguida dijo que mi hijo no era como yo, y ni siquiera dudó en decir que mi mujer había salido. Tras estas palabras, la pobre chica se echó a llorar y se metió en su habitación, y yo eché a mi propia madre y le dije que no viniera más a nuestra casa.

Mi mujer me persuadía a menudo para que dejara a mi madre ver a su nieto, pero yo no accedía, pues no quería escuchar insultos contra ella. Diez años después, mi padre me llamó y me dijo que habían ingresado a mi madre en un hospital y que sólo una mujer podría cuidar de ella, y entonces mi mujer dijo que ella cuidaría de mi suegra. Cuando mi madre vio a su nuera a su lado, se echó a llorar y confesó que había estado dirigiendo

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